Hace diez años empecé a interesarme por los derechos de autor y no fue precisamente desde mi faceta como músico. El interés por el tema llegó cuando comencé a vender música en internet a través de la primera versión de LaMusica.fm, una plataforma creada en el año 2010 para la venta digital de música. ¡Qué aventura!
Tenía los mismos prejuicios que casi todos los músicos traen cargados en el subconsciente. Los derechos de autor y las instituciones alrededor de ellos generan rabia, pereza e impotencia. He visto descomponerse a más de uno cuando este tema sale a la mesa y se mezcla con dinero. ¿Será por lo poderoso del significado de los derechos que se produce este tipo de reacciones en las personas?
Cuando reconocí el poder del derecho de autor y vi cómo nos pone en una situación ventajosa frente a otras profesiones, incluso sobre otro tipo de creadores, en casi todo el mundo e incluso hasta después de muertos, me enamoré profundamente del tema y quise entenderlo y llevarlo a la práctica.
Descubrí que alrededor del derecho aparecían temas como el patrimonio, los activos intangibles y los ingresos pasivos. ¡Esto me pareció fascinante! Yo había sido testigo de cómo mi familia había levantado una fábrica de muebles, un negocio que pertenecía a otro mundo completamente diferente a la música, pero en el que también se hablaba de inventarios, activos y pensión. ¡Fue mágico pensar que de la música se podría vivir! Claro, ello requeriría aprender y desaprender muchas cosas.
Precisamente hace diez años el panorama del derecho de autor se veía muy gris, parecía que la música realmente había perdido el valor comercial. Sin embargo, lo que realmente estaba sucediendo era el nacimiento de una nueva forma de administrar y gestionar los derechos. También estaba naciendo esta nueva forma de comunicarnos y la música sería una de las industrias que renacería sobre el nuevo mundo digital.
El reconocimiento del derecho de autor existe ya desde hace muchos años y cada vez es más fácil monitorear, gestionar y ejercer nuestros derechos. Como lo veo, esto de las “Economías creativas” se ha convertido en algo realmente fuerte ya que, con el tiempo, la creatividad tendrá mucho más valor que la operatividad. Siento que aquellas profesiones que le den valor a la vida y a la humanidad tendrán mayor reconocimiento y la música, en toda su belleza, se fortalecerá como la voz que conecta a la humanidad.
Ejercer nuestro derecho de crear y comunicarnos a través de nuestra música nos da súper poderes para vivir felices, conectarnos con muchas personas, apreciar este hermoso mundo y transformarlo, Precisamente por estos días hemos estado viviendo y sintiendo cómo la música se ha convertido en la voz de protesta y construcción de Colombia y Latinoamérica.
Estamos en un gran momento para vivir haciendo música, para llenarla de sentido, creando, para conectarnos con personas y con otros saberes, para activar redes de trabajo de múltiples áreas alrededor de la creatividad, para ofrecer diversas propuestas de valor, además del dinero, como parte de la ecuación que nos permita vivir de la música. Somos portadores de la magia de la música que nos permite transformar conciencias y construir un futuro mejor. ¡Por eso la música es tan poderosa!